El presidente saliente de Argentina, Alberto Fernández, realizó un discurso de cierre de su mandato en el que hizo un balance de su gestión y desafió el juicio «benévolo» de la historia. En lugar de esperar el veredicto usualmente favorable que reciben los ex presidentes, Fernández afirmó que no se conformará con eso y prefirió escuchar y hacerse cargo del juicio de sus contemporáneos.

En su discurso, el mandatario destacó los logros de su gobierno, resaltando el crecimiento económico del país en un 16% entre 2021 y 2022, así como el crecimiento sostenido del empleo registrado, el más prolongado en la historia democrática de Argentina.
Además, Fernández hizo hincapié en el compromiso de su gobierno con las demandas del movimiento feminista, destacando la aprobación de la Ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito como un hito histórico.
Si bien reconoció que no se lograron todos los objetivos propuestos en cuanto al fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación y la disminución de la pobreza, Fernández atribuyó esto a las circunstancias y el contexto adverso en el que se desarrolló su mandato.
En cuanto a la herencia que dejará al presidente electo, Javier Milei, Fernández mencionó las proyecciones de ingresos por exportaciones agrícolas, ganaderas, de gas y de litio, así como los ahorros en importaciones de gas licuado gracias a la construcción de un gasoducto.
El presidente saliente advirtió sobre la necesidad de no detener la producción ni restringir el empleo y el consumo en aras de resolver el problema fiscal, y enfatizó la importancia de proteger los derechos de los trabajadores y las aspiraciones de los inversionistas y productores.